La Asociación de Vecinos Bastetania le ha enviado al Ayuntamiento de Almería una propuesta de Ordenanza Municipal Reguladora de la Venta y Uso de Artículos Pirotécnicos en Almería.
Vivimos inmersos en una lamentable cultura del ruido que afecta a la convivencia, en concreto, al derecho al descanso y a la tranquilidad de los demás. Debido a una educación que le ha prestado poca atención a este problema, existe una exagerada inconsciencia sobre las molestias que genera el ruido en muchísimos contextos de nuestra vida: en el trabajo, en la movilidad a motor, en las fiestas o en el tono de nuestras conversaciones en el bar o en la calle. Hay situaciones en la que no hay más remedio que convivir con el ruido, pero hay otras en las que es evitable o reducible. El abuso de los cohetes, petardos y otros artificios pirotécnicos son un claro ejemplo de la cultura del ruido, amén de un reflejo más de la longeva indiferencia ecológica de una parte de la gente.
La utilización de cohetes y material pirotécnico está cada vez más extendida en nuestro municipio, incluso a horas intempestivas, sin limitación de ningún tipo. Hay personas que disfrutan con el uso de estos artefactos y otras que sienten una profunda irritación por las molestias que les generan.
La Organización Mundial de la Salud sitúa en los 65 dB el límite recomendable de sonido apto para nuestra salud auditiva. El estallido de un cohete o de un petardo “gordo” puede alcanzar hasta 190 decibelios, que es más de lo que el oído adulto puede soportar, por lo que los tímpanos de los bebés -al ser más vulnerables- están más expuestos a las lesiones de oído. Para muchas personas sanas es fastidioso escuchar una y otra vez el estallido reiterado del cohete, pero para personas autistas -que tienen hipersensibilidad sensorial- o para personas mayores enfermas -que necesitan estar en absoluto reposo- es una verdadera tortura. Lo mismo que para muchos animales (perros, gatos, aves, etc.) que tienen un oído mucho más sensible al ruido que el nuestro. El fuerte estruendo les provoca una reacción de pánico y angustia, que se traduce en taquicardia, jadeos, dificultad para respirar, temblores y, a veces, muerte.
En cuanto a la contaminación química, la pirotecnia libera una lluvia de toxinas al suelo, al aire y agua. Cuando explotan, se contamina el aire de gases venenosos -como los dióxidos de azufre, los óxidos de nitrógeno, los dióxidos de carbono y los óxidos de cloro- que contribuyen a la lluvia ácida, al efecto invernadero y al agujero de la capa de ozono. En su elaboración -basada en la pólvora, una mezcla inflamable de elementos químicos como nitrato de potasio, nitrato de sodio, azufre y carbón- el agua usada sufre una gran contaminación. Mención especial merecen los fuegos artificiales -que son mucho más que pólvora-, porque contienen, además, metales pesados muy tóxicos y carcinógenos (litio, estroncio, antimonio y bario) que son los encargados de proporcionar el color. Los metales se dispersan en la atmósfera en forma de polvo y humo y cuando caen a la tierra lo hacen convertidos en aerosoles sólidos, partículas muy pequeñas, que si se inhalan de manera continuada nos producen alergias, náuseas y daños en las vías respiratorias. Los efectos son más agudos en niños pequeños y en personas con antecedentes de asma, tiroides o problemas cardiovasculares.
Al margen de la contaminación acústica y química, otro riesgo de los cohetes y de otros artículos pirotécnicos es el de poder provocar daños materiales a bienes privados y públicos o a las personas, por lo que se debe evitar su lanzamiento en medio de la muchedumbre, amén de exigir al cohetero que cuente con la formación adecuada para su uso. No paramos de ver casos, en los medios de comunicación, sobre accidentes de este tipo.
En la actualidad, los cohetes se emplean en fiestas y celebraciones, pero en la antigüedad se usaban como método de aviso a la ciudadanía que trabajaba en el campo. Este hecho justificaba en el pasado su uso, pero hoy existen otros medios de comunicación más eficaces para avisar de las fiestas. Y si de lo que se trata es de enaltecer una fiesta o celebración debe tenerse en cuenta que hay alternativas a la pirotecnia que no son tan molestas. Existen fuegos artificiales silenciosos o espectáculos de luz láser y sonido moderado que no perjudican a los animales ni a la población humana vulnerable.
Por todas las razones mencionadas, en nuestra localidad existe una preocupación creciente en la población por el uso y abuso de cohetes y petardos. Sin embargo, se carece en nuestro municipio de una ordenanza municipal que regule su empleo y de cumplimiento a lo establecido en la normativa en materia de de artefactos pirotécnicos y en la Ley 13/1999, de 15 de diciembre, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de Andalucía que contempla como infracción, en su artículo 20.22, “Explosionar petardos o cohetes, prender antorchas u otros elementos similares, fuera de las ocasiones prevenidas o sin las precauciones necesarias establecidas en la normativa de aplicación a tales elementos”.
Por todo ello, consideramos que ya ha llegado la hora de poner en marcha la presente ordenanza, cuyo fin es conciliar los intereses de unos y otros, regulando el uso de los artificios pirotécnicos y estableciendo unas condiciones ineludibles, que ofrezcan un punto de partida para obtener una solución aceptable para todas las partes. Esta ordenanza pretende ser un instrumento legal de control municipal que se habilita en virtud de la competencia que le otorga a la Administración Local el artículo 2.d del Reglamento de Artículos Pirotécnicos y Cartuchería, aprobado por Real Decreto 989/2015, de 30 de octubre y el Decreto 165/2003, de 17 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de Inspección, Control y Régimen Sancionador de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de Andalucía. ▄